La discapacidad forma parte de la naturaleza, irremediablemente indivisible, dolorosamente día a día.
“He zurcido cada segundo con el esfuerzo y la voluntad ante el cansancio y el tedio que da la espera inagotable para el resultado alegre de la satisfacción y la plenitud de mis andanzas.”(Jael Cepeda, con secuelas de una deformidad craneofacial)
2 comentarios:
Para mí, todos somos discapacitados menos tú.
tqm
Gracias por el tiempo...
Tengo que reconocer (me ha sido difícil) de cara al mundo que la belleza es infinita y la discapacidad lamentable y en contraste irrisoria.
El viento es una seda sobre mi rostro. ¡Qué plenitud!
Besos.
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